Por: Julio González
Creado por la Ley No.5879 del 27 de abril de 1962 y sus modificaciones, el Instituto Agrario Dominicano (IAD) está próximo a cumplir 63 años de existencia. Sin embargo, enfrenta uno de sus retos más trascendentes: La disolución.
En el marco de su 60 aniversario, celebrado el 3 de mayo de 2022, el IAD organizó su II Congreso mientras atravesaba un proceso de transformación y cambio. Dicho evento motivó al presidente de la República a urgir la presentación de una propuesta coherente para redefinir su futuro.
Sin embargo, el tiempo ha pasado sin que dicha propuesta se presentara. Ante esta falta de acción, el Poder Ejecutivo tomó la decisión de disolver el IAD y traspasar sus funciones al Ministerio de Agricultura, como parte de un plan general de reestructuración y eficientización de la burocracia estatal.
La disolución del IAD plantea diversos interrogantes sobre sus implicaciones de largo plazo para la seguridad alimentaria, el tejido social rural y el desarrollo económico en los territorios reformados. Desde esta perspectiva, sería imprescindible considerar debatir públicamente el tema y promover espacios de discusión entre especialistas en agropecuaria, reforma agraria, seguridad alimentaria y desarrollo rural, así como considerar la experiencia acumulada e incorporar el conocimiento y la trayectoria de los profesionales agropecuarios vinculados al IAD, así como realizar consultas con gremios, asociaciones y federaciones del sector.
Los debates permitirían analizar de manera crítica los efectos de la fusión del IAD con el Ministerio de Agricultura. Además, se podrían contrastar los argumentos a favor y en contra de la medida con datos concretos y estudios especializados, lo que ayudaría a mitigar riesgos y fortalecer el tejido social rural.
Es crucial considerar los costos políticos que esta decisión podría implicar para el partido de gobierno, especialmente en las comunidades agrarias donde el IAD ha sido motor económico y fuente de empleo. Las posibles represalias electorales en estas demarcaciones podrían representar un desafío significativo para el partido en el poder.
El Instituto Agrario Dominicano ha sido históricamente fundamental en la implementación de la reforma agraria y la distribución de tierras a campesinos, mejorando las condiciones de vida en el campo. Cualquier decisión sobre su futuro debe tomar en cuenta este rol histórico y su potencial contribución a un desarrollo agropecuario equitativo y sostenible.
